Hubo un tiempo en que pintaba sin apenas hacer autocrítica. Alimenté mi mente con cuanto libro y documental sobre historia del arte podia encontrar.
Mientras reflexiono sobre ese montón de primeras pinturas, siento que si realmente quiero hacer algún progreso ya es hora de dejarlas ir. Aunque no son técnicamente competentes, algunos de esos lienzos tienen mucha emoción e instinto creativo, por lo que limitar mi selección a unos pocos es desgarrador.
Quedarme sin espacio de almacenamiento coincide con una disminución en mi productividad, por lo que no puedo evitar preguntarme si ¿organizar mi trabajo no es algo que debí aprender desde el principio?