Antes de reunirme con Elle para esta sesión fotográfica, había estado nevando intermitentemente durante casi 24 horas. Nuestro plan era reunirnos el día anterior, pero las condiciones de la carretera no eran lo suficientemente seguras como para aventurarnos. Cuando nos reunimos para tomar estas fotos, la nieve caía en pequeños copos, lo que permitía pasar un buen rato afuera. Esta sesión no duró más de 45 minutos y no fue tan planeada.
Es tentador sentirse desanimado por las condiciones climáticas; y se necesita fuerza de voluntad para superar ese obstáculo; sin embargo, la seguridad debe ser prioritaria en todo momento. Si se toman todas las precauciones, el clima adverso puede ayudar a obtener fotografías fascinantes. Hacer retratos en la nieve brinda expresiones de paz, y todo gracias a la luz reflectante que rebota de el suelo para llenar sombras y abrir rasgos faciales.
Además de la hermosa luz plana que trae una nevada, la oportunidad de ser creativo con accesorios y prendas también hace que tomar fotografías en este ambiente sea un poco más divertido. Me atrajeron las líneas de cebra y el poste de luz en un estacionamiento cercano y pensé que nos daría una buena oportunidad para tomar poses de acción. Cuantas más sesiones de fotos hago, más disfruto tomando fotografías de la persona en situaciones relajadas o interactuando con el entorno. Este tipo de fotos realmente tienen la capacidad de crear una historia.
Terminamos esta sesión conmigo subiéndome a una baranda de madera para tomar retratos de cuerpo entero; era la mejor forma de colocar a Elle en un fondo blanco y neutro sin elementos que desviaran la atención. Por cierto, recientemente vi en un documental de arte cómo Miguel Ángel alargaba sus figuras para compensar la distorsión hecha por el ángulo de visión que tuviera el espectador. Recordarlo, me hizo pedirle a Elle que arqueara su espalda lejos de la cámara, y eso me ayudo a minimizar parte de la distorsión que creaba mi lente.