Echarle una mirada al arte del retrato que cubra más de cien años, es presenciar la evolución del intelecto de los artistas, su respuesta emocional a los tiempos en que viven y cómo el proceso de crear imágenes permanece en constante movimiento a través de la implementación de nuevas técnicas y medios. Hoy por hoy, la mayoría de nosotros pensamos en los retratos similares a algo como una caracterización; queremos parecernos a nuestra celebridad favorita, que es algo acreditado a la publicidad y la cultura popular en que vivimos. A lo largo de las últimas décadas, los artistas han cambiado su interpretación de lo que es preciso y lo que es bello al desmantelar convenciones tradicionales como la desnudez del erotismo, e incluso reemplazar la precisión anatómica por símbolos y objetos para crear una metáfora visual en respuesta conflictos sociales.
Mientras hojeaba The mirror and the mask: Portraiture in the Age of Picasso, por Alarcó y Warner, reforcé la idea de que ser innovador tiene poco que ver con establecer una nueva marca, más bien es el resultado de estar atento a nuestros tiempos. Aunque Picasso fue muy influyente, ¡él también se dejó influenciar! Ya sea por arte clásico, el arte primitivo o incluso conceptos surrealistas. Ya no le preocupaba la apariencia al evadir el uso de la definición con el uso de desfragmentación de objetos mezclándonos con el entorno de la composición.
No fue sino hasta el siglo XX que comenzamos a leer más a fondo los retratos. Ellos cumplen un propósito, y siempre ha tenido una asociación con el estatus social, la ocupación o contexto alegórico.. La experiencia nos ha enseñado a leer más en profundidad los retratos, ¡Incluso hacemos suposiciones y desarrollamos historias basadas en investigaciones históricas cuando analizamos retratos de siglos pasados! Desde los avances en el arte de la pintura en el siglo 19, y luego con la cámara fotográfica en el siglo 20, hoy por hoy encontramos retratos en todas sus formas gracias a los medios digitales. En estos días, la mayoría de las personas saben lo que implica una foto de cara y hombros. No solo los actores las necesita, sino que cualquier otra persona presente en las redes sociales debe tener un retrato que los represente con confianza y experiencia profesional. Los médicos, abogados, banqueros, corredores de bienes raíces e incluso la persona promedio que busca pareja se asume debe tener su retrato en internet.
Este libro constituye una guía a través del arte moderno utilizando a Picasso como punto de referencia. Al leer el libro, aprendí que una definición adecuada de un retrato se refiere a una imitación de lo que vemos. Su reproducción requiere habilidad y técnica, pero no facultad crítica. Un retrato no necesita representar la cara de la persona. Además, se puede presentar un cuerpo completo y, lo que es más importante, un estado mental. Cuando se trata de la cara, la frente y los ojos transmiten la idea de espiritualidad; la nariz apela al concepto de sensibilidad (pero para mí, junto con la mandíbula, lo asoció con el caracter); mientras que la boca se conecta con la sensualidad. Yo te pregunto: ¿Te interesa leer en profundidad el aspecto de alguien, o tomas las cosas sin darle más atención?